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VIVO_2-2013-es

Etología14 Tetra ciego con ojos atrofiados secundaria- mente, al ser innecesarios en su hábitat oscuro. Los peces de la familia Triglidae generan sus “rugidos“ con ayuda de su vejiga natatoria. Los ojos del pez cuatro ojos, que vive en la superficie del agua, están divididos, para su- ministrarle tanto información del aire como del agua. El“habla” Se podría creer que los peces son mudos. En contra de esta extendida opinión, bajo el agua se produce un vivaz intercambio acústico. Mediante vibraciones de la vejiga na- tatoria o mediante la fricción de par- tes del esqueleto, los peces pueden generar ruidos específicos. Estos se pueden utilizar para asustar depreda- dores, para buscar pareja o para la comunicación dentro de la especie. Así, tras estos nuevos descubrimien- tos, la carga acústica del agua se de- bería comprobar y reducir en la me- dida de lo posible. Por ello, para los peces de acuario hay que recordar, entre otras cosas, que no se deben golpear los cristales. La vista Debido a que la intensidad luminosa decrece rápidamente con la profundi- dad del agua, el alcance visual en ella es claramente menor que en tierra. A ello se añaden los enturbiamientos. Por eso, para los peces una cierta miopía tiene su razón de ser. Su lente fija per- mite una visión nítida por lo general en un área de aproximadamente un metro. Muchas especies de peces pue- den ver colores (algunas incluso luz UV). En la mayoría de peces, los ojos se en- cuentran a los lados de la cabeza. La visión omnidireccional resultante es muy ventajosa bajo el agua, donde pueden acercarse enemigos desde todas las direcciones, especialmente porque la cabeza sin cuello no se puede mover independientemente del cuerpo. Por cierto: Aunque los peces no tengan párpados, pueden dormir sin ningún problema (en parte, suspendidos en el agua). Los arenques son capaces de percibir ultra­ sonidos. Se trata de una aptitud importante para protegerse de sus depredadores: los delfines, que precisamente cazan con ultra­ sonidos. El oído Aunque los peces no tengan orejas exteriores visibles, no son sordos, como se creyó durante mucho tiempo. Sus órganos del oído están compuestos por cámaras cerradas lle- nas de líquido con otolitos en vibra- ción (que al mismo tiempo tienen fun- ción de órgano del equilibrio) y se parecen al oído interno de los huma- nos. En algunos peces, la vejiga nata- toria actúa como amplificador. En el agua, que es un medio más denso que el aire, el sonido se transmite mejor y más rápido. Mientras que nosotros, animales ver- tebrados terrestres, solamente perci- bimos los ruidos en el agua de forma sorda y distorsionada, los oídos de los peces están perfectamente adapta- dos a las condiciones allí existentes. por Elena Rathgeber ¿Mudos, sordos y tontos? L os peces son seres vivos sensibles y capaces de sentir cuyo mundo de experiencias, ya solo por su hábitat totalmente distinto, difiere en gran medida del nuestro (véase al respecto la parte 1, sera VIVO 1/2013). También los peces perciben estímulos de su entorno, por ejemplo para protegerse frente a depredadores, seleccionar condiciones de vida adecuadas o encontrar alimento o pareja. Hoy en día, sabemos que sus órganos sensoriales están adaptados a la perfección a la vida en el agua y que son impresionante- mente potentes. ©orlandin–shutterstock.com ©RichCarey–shutterstock.com ©HamsterMan–shutterstock.com©gallimaufry–shutterstock.com Parte 2

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